miércoles, 1 de abril de 2009

Lo difícil no es echar de menos

A lo largo de nuestra vida, en nuestro camino nos cruzamos con muchas personas: unas entran en el numeroso grupo de los "conocidos", de los cuales sólo sabes por ese mensaje que se manda en nochevieja para dedicarte los mejores deseos para el año entrante; otras entran en el grupo de "amigos", no muy numeroso pero de enorme calidad y muy necesarios; y finalmente está "él" o "ella" (dependiendo del caso), que es la persona que necesitas para vivir. Fijaos que digo la y no las, porque creo que esa persona es única en la vida, en tu vida.
Se puede vivir sin tener contacto con los conocidos, se puede intentar sobrevivir (o malvivir) sin la compañía de los amigos, pero no se puede vivir sin el calor de la persona que necesitas para vivir.
Muchas veces nos preguntamos si aquella persona que nos gusta, o aquella con la que estamos empezando a mantener una relación, o incluso aquella con la que ya tenemos una relación más o menos larga, será "ella" o si por el contrario rellenará un espacio de nuestra vida, como posiblemente ya hicieron otras. La respuesta a la pregunta no es nada fácil. Incluso a veces es necesario perder a esa persona para darnos cuenta de que era "ella". Trágica fórmula para hallar la solución.
Cuando todo se acaba, lo difícil no es echar de menos a esa persona que quisiste (bueno, no te engañes, que aún quieres), eso es inherente al propio hecho de haberla perdido, sobretodo si realmente la quieres (cómo no la vas a querer, si es "ella"...). Al no tenerla a tu lado es cuando te das cuenta de que echas de menos incluso esas cosas tontas o esos pequeños detalles que antaño fueron causa de discusiones hoy vanales. Y sonríes... Sonríes por las cosas tontas. Sonríes por los pequeños detalles. Sonríes por las estúpidas discusiones. Sonríes por todo aquello que pasaba porque...pasó cuando lo compartíais juntos. Ya ninguna cosa tonta será lo mismo, ningún pequeño detalle será igual. Ya no te apetecerá viajar a China con nadie, porque ya lo planeaste con "ella". Ya no pondrás esa ilusión en estudiar ingles, porque lo que de verdad te gustaba eran sus clases particulares. Ya nada será lo que era.
Cuando la relación se acaba, para intentar salir del pozo en el que nos vemos metidos, solemos levantar un muro (creo que más imaginario que real) con ideas que nunca nos llegamos a creer del todo como "era lo mejor para los dos" o "si no era la persona adecuada, mejor que se haya acabado". Y comenzamos a crear un sentimiento de odio. Odio para contrarestar ese sentimiento de que aún la quieres. Odio porque sabes que aceptar que aun la quieres va a traer más dolor que el propio odio. Pero...extraño dilema. ¿Cómo vas a odiar a la persona que más quieres en tu vida?. Ya lo dijo un cantautor: "El odio es de cobardes. Y cuando le decimos a "ella" 'VETE DE AQUÍ!', lo que queremos decir es que no sea muy lejos ni por mucho tiempo".
Y en ese punto, con la relación acabada y con paladas de odio irracional arrojadas sin mesura, te das cuenta que ella era (es)..."ella". Que es la persona con la que realmente eres feliz, incluso con esas cosas tontas, esos pequeños detalles, esas estúpidas discusiones, porque...todo eso solo tenía valor cuando era nuestro, cuando lo compartíamos juntos. Te das cuenta de que aquellos que dicen "tranquilo hombre, que un clavo saca otro clavo" no tienen razón, porque...yo ya encontré el mío y no lo cambio por ninguno. Los amigos te dicen que será cuestión de tiempo, que antes ya has pasado por lo mismo, pero...tú sabes que no, que nunca has pasado por lo mismo porque...en este caso a quien has perdido es a "ella".
Llega un momento en el que te das cuenta de que todo ese odio inventado fue una tontería más de las muchas que has hecho, de que todo ese llenar tu tiempo libre con actividades para evitar pensar en "ella" fue tiempo perdido. Una vez que eliminas ese muro que levantaste, vuelves a soñar y...sueñas con "ella". Supongo que será por eso de que los sueños no son más que pensamientos que vienen a tu mente cuando estás dormido, y últimamente los únicos pensamientos que rondan por tu cabeza son..."ella". Llegas incluso a preferir llegar tarde a trabajar por quedarte un ratito más dormido, porque sabes que es el único momento que vas a poder sentirte cerca de "ella".
Y de repente, uno de esos días te despiertas y aparece en tu pensamiento la idea de que ojalá aparezca "ella" al girar la esquina, al cruzar la calle, al bajar al metro...te mire a los ojos y te diga "¿Punto y seguido?, ¿seguimos escribiendo la historia?". Posiblemente ese sueño nunca se cumpla. Posiblemente haga más daño el soñarlo que aceptar que no va a pasar, pero...sea lo que sea y ocurra lo que ocurra, por favor, cuando entréis en mi habitación no déis la luz, prefiero seguir dormido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces la obsesión es peor que el amor, ya lo dice la canción... si tuvo que salir por alguna razón sería, no merece la pena empeñarse. Deja que las cosas vengan como tengan que venir, que el tiempo nos pone a cada uno en su lugar y si tiene que ser ella tranquilo que volverá.