domingo, 13 de diciembre de 2009

La lección más importante que aprendí vino de manos de una maestra

Hoy aprendí la lección que más me ha costado comprender. El coste fue lo que perdí por el camino. Perdí un poquito de mí y un todo de ti.
Si la valía de una lección fuese proporcional al coste de la misma, puedo decir que esta es la más importante que me han enseñado en mucho tiempo.

Hoy...
...he comprendido que el camino no está lleno de piedras, que solo hay unas cuantas porque no existe sendero impoluto, que el resto las pongo yo.
...he comprendido que no todas las puertas están cerradas, solo aquellas de los que no quieren que entre en sus vidas, el resto las he cerrado yo.
...he comprendido que unas lentejas no se pueden hacer en 5 minutos, que hay que dejarlas hacerse a su tiempo, que hay que echar las patatas en el momento adecuado, que hay que echar la pizca de sal necesaria, porque sino nadie se las comerá.

A veces siento que soy alumno de la clase más complicada que hayas tenido porque vuelvo a cometer los mismos errores sobre lo ya explicado, pido otro lápiz habiendo recibido ayer uno (otro más...), no hago los deberes ni aun después de varios avisos...Creo que debería ser a mi a quien deberían catalogar como "labor docente de difícil desempeño", porque me lo he ganado a pulso. Aunque bueno, después de todos tus esfuerzos como docente puedo decir que algo he aprendido. He aprendido...
...que no quiero seguir poniendo piedras en el camino, que prefiero usarlas para crear una buena base, un buen cimiento sobre el que apoyarme y sobre el que darte apoyo a ti.
...que la llave que tengo no la quiero utilizar para cerrar más puertas, sino para abrirme a ti y enseñarte como soy de verdad. Eliminar la cortina que he puesto y dejar libre la ventana por si el día amaneció soleado, no obcecarme en que es de noche y está lloviendo.
...que quiero cocinar contigo unas lentejas en condiciones, tarden lo que tarden en hacerse. No tendré prisa en comerlas porque se que cuando estén listas las compartiré y comeré contigo.

Si algún día estuvieras dispuesta a enseñarme más lecciones yo estaría gustoso de recibirlas. Ojalá que algún día te conviertas en mi tutora y que esto no haya sido una mera suplencia. En esta clase solo hay un alumno, pero deseoso de que su profe le clase.

Un beso

Te quiero.

lunes, 23 de noviembre de 2009

En busca de la intensidad

He pensado en lo que me dijiste el otro día, en que una entrada muy larga puede llegar a hacer perder la intensidad que quiere transmitir el mensaje, y creo que tienes razón. Por eso utilizaré ésta simplemente para darte las gracias. Darte las gracias por entrar en la habitación y encender la luz cuando yo me empecinaba en estar a oscuras y tapado hasta las orejas con el edredón. Ya hubiera sido suficiente el simple hecho de que entraras, pero además de eso encendiste la luz, no se si queriendo o no, pero tampoco eso es relevante. Al encenderla me mostraste que no es bueno acurrucarse en la oscuridad porque me estaría perdiendo el haberte conocido. Muchas gracias (por no decir otra cosa que te agobiaría, jejeje). Ojalá te lo pueda pagar alguna vez como te mereces. Quizás...quizás apagando de nuevo la luz, pero contigo al otro lado de la cama.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Razones y acciones

No me pregunté el cómo, de hecho, creo que podría dar respuesta a las 5 "W" básicas que se enseñan en Periodismo. Únicamente me faltaría por dar respuesta a la que algunos teóricos de la profesión catalogan como la sexta "W", nutritiva pero no indispensable en cualquier artículo.
Podría contestar al qué (what), al quién (who), al cómo (how), al cuándo (when) y al dónde (where), porque...aunque no lo creas (o te sorprenda), las respuestas a esas preguntas ya las conocía hace tiempo. A lo que no puedo contestar es al por qué (why), porque la respuesta a esa pregunta la tienes únicamente tú.
Por más vueltas que le di en su día, no atiné con la respuesta, ni siquiera la intuí. Si me hubiera atrevido a responder hubiera sido más un artículo de opinión que algo objetivo, y es que...al final uno descubre que las razones de ciertas acciones solo las conocen y las comprenden aquellos que las llevan a cabo.
Nunca entendí a aquellos que pusieron cortinas en sus ventanas para que no les viera el vecino y luego las corrían disimuladamente para poder ver por un huequecito lo que hacía, como cortaba el césped, cuándo sacaba al perro, a qué hora salía de casa hacia el trabajo... La razón de colocar las cortinas solo la conoce el que las colgó, al vecino nunca se le preguntó si le gustaban. Si lo hubieran hecho, a lo mejor...a lo mejor hubiera preferido que no las colocasen porque así vería a través de la ventana a alguien que le despediría cada vez que fuera al trabajo; vería a alguien que le acompañase a sacar al perro; vería a alguien al que ayudar a cortar el césped si lo necesitase; pero...la realidad es que las cortinas están echadas; y lo peor de todo eso es que...puede que el día que las abran (o que se decidan a quitarlas), el vecino ya no esté ahí. A veces, hasta el más mínimo trozo de tela puede romper las más fuertes cadenas.
Me gustaría comprender por qué compraste aquellas cortinas. Se que no son para aislarte del vecino porque si así fuera nunca abrirías ese huequecito para ver lo que hace. A lo mejor, sin darnos cuenta, lo que está consiguiendo ese trozo de tela, más que aislar al vecino, es aislarte a tí.
Yo de momento (y espero que por mucho tiempo), he retirado todas las cortinas de mi casa. Últimamente la vida me ha enseñado una de esas lecciones que no se olvidan. Ahora veo que todos los amaneceres traen un día nuevo y no quiero poner barreras a los rayos de sol.; prefiero darle una oportunidad de que me deslumbre.
Un beso y...recuerda que si no tienes escaleras, también puedes utilizar una silla subirte y descolgar tus cortinas.

martes, 11 de agosto de 2009

Hoy he descubierto que soy un egoista

Hoy he descubierto que soy un egoista. Egoista porque no quiero dejarte ir, porque no quiero que te vayas, porque estoy seguro de que te necesito yo más aquí de lo que te puedan necesitar los que te quieren llevar.
No quiero recordarte cada vez que vaya a ver a Nacho jugar un partido de rugby porque no estés allí con nosotros. No quiero ver a tu madre y a tu hermano si no es porque me hayáis invitado a comer los tres. No quiero echarte de menos porque no tenga a nadie con quien hablar de cualquier cosa en cualquier momento.
Contigo he aprendido a querer a una chica sin tener que ser como pareja. Aun tengo reservado mi primer "TE QUIERO" destinado a alguna chica que no fuera mi novia, y no me lo quiero guardar, quiero gastarlo en tí, para eso eres la que lo hizo florecer. Quizás no te lo haya dicho antes por vergüenza, quizás porque no hubiera malentendidos, pero estoy seguro de que pronto te lo podré decir.
Ahora mismo solo me queda rezar para que no te vayas de nuestro lado. Se que no eres creyente (y desde aquella conversación que tuvimos en el irlandés, yo cada vez lo soy menos), pero intentaré pedir a "lo que sea que exista" que te deje un ratito más con nosotros, al menos otros 100 años más. Aun nos queda mucho queso de cabra por comer juntos, muchos conciertos de Ismael Serrano y muchas historias por vivir.
Se fuerte nena y encabezonate en salir de ésta, que a cabezota no te gana nadie. Yo de momento te estaré esperando junto a los demás. No tengas prisa, nosotros no la tenemos, ven a tu ritmo, pero ven.
Un besito guapa.

viernes, 17 de julio de 2009

La importancia de ser puntual

Tengo la sensación de haber llegado siempre tarde a todos los sitios. De que mi vida llegó antes que yo a todos ellos y yo fui persiguiéndola, sin parar a tener mis propias experiencias, simplemente yendo a remolque de mi propia vida en una persecución que uno no sabe si acabará algún día con éxito. Paradógicamente, cuando más te acercas a ella es cuando te paras, recapacitas, meditas y utilizas tu GPS biológico para ubicarte e intentar saber dónde estás y hacia dónde vas. Depende de tí el que la alcances incluso parado, o te alejes aun más aunque corras todo lo rápido que puedas.
En la propia persecución te sientes en ocasiones como aquellos ciclistas que van en el grupo que persigue al grupo de cabeza pero que está por delante del pelotón: Persigues aquello que deseas pero a la vez huyes de aquella vida que no desearías vivir.

En este camino uno siente...
...uno siente miedo. Miedo de ser perseguidor en lugar de compañero de escapada. Miedo de caminar con la vista fija al frente en lugar de mirar al lado y ver que vas acompañado por tu propia vida.
...uno siente odio. Odio a llegar tarde. A que llegue tarde una disculpa que podría haber salvado una amistad. A que llegue tarde una solución que aliviase la carga causada por un problema. A que llegue tarde una proposición que podría haber cambiado 180º el sentido de tu vida.
...uno siente desaliento. Desaliento por el frío que causa caminar solo persiguiendo nadiesabequé, por la falta de un bastón en el que apoyarte, porque no te usen de bastón para apoyarse en tí.

John Malkovich dijo en cierta ocasión aquello de que "La vida se vive mirando hacia delante, pero solo se comprende mirando atrás". Posiblemente algún día nos demos cuenta de que aquello que siempre hemos perseguido al final se ha convertido en las huellas que hemos dejado a nuestro paso; de que nuestra vida siempre fue, va e irá a nuestro lado de la mano y no a cierta distancia por delante; de que aquello que no hagas tú no lo hará tu vida por tí, lo que no vivas tú no lo vivirá tu vida; de que el odio a llegar tarde tiene difícil perdón porque no hay vuelta atrás en el tiempo.

Ojalá que todos viváis la vida que queréis, y si no es así, querer la vida que tenéis, porque pensad...va a ser la única que viváis y nunca hay marcha atrás. La indecisión, la duda, la incertidumbre...son meras derrochadoras de tiempo, tiempo consumido de vuestras vidas. Hagáis lo que hagáis al menos disfrutarla al máximo sin desperdiciar un ápice de ella.

lunes, 1 de junio de 2009

Aquellos tiempos perfectos (aunque solo en el nombre...)

En este último mes he descubierto el "problema" de tener un blog: Cuando tienes algo que decir no tienes donde escribir y cuando tienes para escribir no tienes la inspiración necesaria... Supongo que será lo típico en estos casos. Es fácil registrarse y crearlo, pero difícil mantenerlo (y más uno, que la tenacidad y constancia no es lo suyo...mea culpa).

Cualquiera que lea el título del post pensará que voy a hablar de "cualquier tiempo pasado fue mejor", pero no, no van por ahí los tiros. Resulta que aquí atrás han pasado varias cosas que me han hecho recordar vivencias pasadas y no tan pasadas...

Si cualquiera busca en Google "tiempos perfectos", encontrará la respuesta a la pregunta que te haces (¿a qué coño se está refiriendo este tio con tiempos perfectos?). Bien, para quien pase de buscarlo en Google (aunque se que algunos no os habéis podido resistir, jejeje) los tiempos perfectos a los que me refiero son (sacados de la Wikipedia):
En indicativo:
Condicional perfecto. Ej: Habría amado
En subjuntivo:
Pretérito imperfecto o pretérito. Ej: Amara o amase
Pretérito pluscuamperfecto. Ej: Hubiera o hubiese amado
Futuro perfecto.Ej: Hubiere amado

El uso de estos tiempos verbales en una oración tiene la extraña capacidad de hacer sentir al que la crea dos estados de ánimo completamente diferentes según la pronuncia: Uno ilusionante y esperanzador, cuando comienza la frase con esa alegría que uno tiene por las ganas de que se cumpla aquello de lo que va a hablar. Otro totalmente contrario, cuando acaba la frase y ve que de lo que acaba de hablar simplemente son cosas que "habrían pasado", "pasaran si...", "hubieran pasado"...pero en el fondo nunca sucedieron, o al menos no aún. Por ello digo que estos verbos son perfectos, pero solo en el nombre, porque en el resto a lo más que llegan es a dañiños.

Hace tiempo que dejé de usar las condicionales en mi vida (aun habiendo nacido bajo el signo de piscis, supuestos soñadores empedernidos que viven en su mundo ideal). Probablemente por circusntancias de la vida, porque si yo hubiera estudiado otra carrera, ahora mismo no trabajaría de lo que estoy trabajando; porque si a mi me hubiese tocado la lotería, habría hecho muchas y muy diferentes cosas que aún no hice; porque si no hubiera tardado tanto en dar una noticia a alguien, ese alguien no se habría enterado por terceras personas.

Echando la vista atrás me doy cuenta de que si hubieran pasado cientos de cosas que no han sucedido, la realidad actual podía ser totalmente diferente, pero también me doy cuenta de que soy como soy porque todo ello no sucedió y...en absoluto me arrepiento. Arrepentirse supone el no aceptarse tal y como uno es en este momento. Todos hemos hecho algo de lo que """avergonzarnos""" (muy entrecomillado por el significado de avergonzar) o por lo que pedir perdón, pero gracias a (o debido a) haber hecho eso, hoy somos lo que somos.

Como decía antes, hace tiempo que dejé de usar las condicionales en mi vida, tanto mirando al pasado como mirando hacia el futuro. El pasado ya no lo puedo cambiar y no me puedo permitir el lujo de derrochar el presente elucubrando sobre lo que podría pasar en el futuro, porque al final el presente se convertiría en pasado inmediato y siempre viviría en una nebulosa atemporal... En lugar de eso, prefiero aceptar todo lo hecho en el pasado y tratar de vivir el presente con lo que me depare el futuro. Con esto no me refiero a seguir la filosofía del "Carpe Diem", ni mucho menos a que crea que el destino está escrito. Simplemente quiero decir que prefiero vivir la realidad que me toque vivir a sinvivir las "pajas mentales" que me pueda llegar a hacer en la cabeza y que puede que nunca se cumplan. Hay una frase que define muy bien lo que quería expresar al principio del párrafo, y reza algo así como que "la felicidad no está en llegar la cima, sino en disfrutar el camino hasta ella".
Ojalá que algún día se cumpla una de esas "pajas mentales" o....o mira, prefiero casi mejor que no se cumplan, porque entonces me convertiría en un yo diferente del que soy ahora (quizás mejor, no lo se, pero seguro que diferente) y me gusto tal como soy.
Para acabar el post, quería expresar una cosa que me ha estado rondando en todo momento por la cabeza desde que empecé a escribirlo. Como supongo que aquellos que leeréis este post seréis todos amigos, familiares o conocidos (mala forma de acabar este post...usando condicionales...jejeje), no quería publicarlo sin daros a todos las gracias por haberos cruzado en mi vida en algún momento de ella, porque sin haberos conocido estoy seguro de que en estos momentos no sería el que soy. Muchas gracias de todo corazón.

miércoles, 1 de abril de 2009

Lo difícil no es echar de menos

A lo largo de nuestra vida, en nuestro camino nos cruzamos con muchas personas: unas entran en el numeroso grupo de los "conocidos", de los cuales sólo sabes por ese mensaje que se manda en nochevieja para dedicarte los mejores deseos para el año entrante; otras entran en el grupo de "amigos", no muy numeroso pero de enorme calidad y muy necesarios; y finalmente está "él" o "ella" (dependiendo del caso), que es la persona que necesitas para vivir. Fijaos que digo la y no las, porque creo que esa persona es única en la vida, en tu vida.
Se puede vivir sin tener contacto con los conocidos, se puede intentar sobrevivir (o malvivir) sin la compañía de los amigos, pero no se puede vivir sin el calor de la persona que necesitas para vivir.
Muchas veces nos preguntamos si aquella persona que nos gusta, o aquella con la que estamos empezando a mantener una relación, o incluso aquella con la que ya tenemos una relación más o menos larga, será "ella" o si por el contrario rellenará un espacio de nuestra vida, como posiblemente ya hicieron otras. La respuesta a la pregunta no es nada fácil. Incluso a veces es necesario perder a esa persona para darnos cuenta de que era "ella". Trágica fórmula para hallar la solución.
Cuando todo se acaba, lo difícil no es echar de menos a esa persona que quisiste (bueno, no te engañes, que aún quieres), eso es inherente al propio hecho de haberla perdido, sobretodo si realmente la quieres (cómo no la vas a querer, si es "ella"...). Al no tenerla a tu lado es cuando te das cuenta de que echas de menos incluso esas cosas tontas o esos pequeños detalles que antaño fueron causa de discusiones hoy vanales. Y sonríes... Sonríes por las cosas tontas. Sonríes por los pequeños detalles. Sonríes por las estúpidas discusiones. Sonríes por todo aquello que pasaba porque...pasó cuando lo compartíais juntos. Ya ninguna cosa tonta será lo mismo, ningún pequeño detalle será igual. Ya no te apetecerá viajar a China con nadie, porque ya lo planeaste con "ella". Ya no pondrás esa ilusión en estudiar ingles, porque lo que de verdad te gustaba eran sus clases particulares. Ya nada será lo que era.
Cuando la relación se acaba, para intentar salir del pozo en el que nos vemos metidos, solemos levantar un muro (creo que más imaginario que real) con ideas que nunca nos llegamos a creer del todo como "era lo mejor para los dos" o "si no era la persona adecuada, mejor que se haya acabado". Y comenzamos a crear un sentimiento de odio. Odio para contrarestar ese sentimiento de que aún la quieres. Odio porque sabes que aceptar que aun la quieres va a traer más dolor que el propio odio. Pero...extraño dilema. ¿Cómo vas a odiar a la persona que más quieres en tu vida?. Ya lo dijo un cantautor: "El odio es de cobardes. Y cuando le decimos a "ella" 'VETE DE AQUÍ!', lo que queremos decir es que no sea muy lejos ni por mucho tiempo".
Y en ese punto, con la relación acabada y con paladas de odio irracional arrojadas sin mesura, te das cuenta que ella era (es)..."ella". Que es la persona con la que realmente eres feliz, incluso con esas cosas tontas, esos pequeños detalles, esas estúpidas discusiones, porque...todo eso solo tenía valor cuando era nuestro, cuando lo compartíamos juntos. Te das cuenta de que aquellos que dicen "tranquilo hombre, que un clavo saca otro clavo" no tienen razón, porque...yo ya encontré el mío y no lo cambio por ninguno. Los amigos te dicen que será cuestión de tiempo, que antes ya has pasado por lo mismo, pero...tú sabes que no, que nunca has pasado por lo mismo porque...en este caso a quien has perdido es a "ella".
Llega un momento en el que te das cuenta de que todo ese odio inventado fue una tontería más de las muchas que has hecho, de que todo ese llenar tu tiempo libre con actividades para evitar pensar en "ella" fue tiempo perdido. Una vez que eliminas ese muro que levantaste, vuelves a soñar y...sueñas con "ella". Supongo que será por eso de que los sueños no son más que pensamientos que vienen a tu mente cuando estás dormido, y últimamente los únicos pensamientos que rondan por tu cabeza son..."ella". Llegas incluso a preferir llegar tarde a trabajar por quedarte un ratito más dormido, porque sabes que es el único momento que vas a poder sentirte cerca de "ella".
Y de repente, uno de esos días te despiertas y aparece en tu pensamiento la idea de que ojalá aparezca "ella" al girar la esquina, al cruzar la calle, al bajar al metro...te mire a los ojos y te diga "¿Punto y seguido?, ¿seguimos escribiendo la historia?". Posiblemente ese sueño nunca se cumpla. Posiblemente haga más daño el soñarlo que aceptar que no va a pasar, pero...sea lo que sea y ocurra lo que ocurra, por favor, cuando entréis en mi habitación no déis la luz, prefiero seguir dormido.