jueves, 29 de julio de 2010

Mirando tan lejos y estabas...

Siempre  he tenido la misma convicción. Estuvieras donde estuvieses, te buscaría. Si fueras china, iría a China, si fueses india, a la India. En aquel lugar donde estuvieses, te encontraría. A tí, a la persona que me complementase, que no me preguntara el por qué de algo que hice porque ella habría hecho lo mismo en mi situación; a la persona que no me supliera, sino que me dejase obrar por mi mismo, sin dejar de darme su apoyo; a la persona que me dejase protegerla sin hacerla sentir indefensa, solamente con otro punto donde apoyarse si sus fuerzas flaqueasen...
Media vuelta en la cama..:

- ¿Por qué estás despierto?
- Chhss, duerme cariño
- ¿Pasa algo?
- No, nada, tranquila. Solo estaba recordando cómo supe que existías, cómo te encontré.
- Ven aquí anda.
- Me encanta que me abraces.
- Lo se, a mi también. ¿Seremos el complemento ideal? jajaja.
- Me has leido la mente, jajaja.

viernes, 9 de julio de 2010

La locura hecha música

Para un mal percusionista cualquier batería será mala

Demostración de cómo lo importante no es tener un buen instrumento, sino saber utilizarlo.



viernes, 4 de junio de 2010

El amor dura 27 planos

Creencias guerrilleras



Hace poco escuché a un guerrillero de las mafias italianas decir con profunda convicción que "Todo aquello que tiene principio y fin es soportable". Y creo que tiene razón, por eso tu falta a mi lado como compañera de viaje se ha vuelto insoportable, porque se que tuvimos un principio, pero nunca creí que fueramos a tener un fin.

Con esa idea comencé a quererte y...supongo que con esa idea te sigo queriendo. Si es justo o no, no lo sé. Tampoco me lo he llegado a plantear, y...aunque la vida hay vencedores y vencidos, tampoco me apetece saber a qué grupo pertenezco. Simplemente me gustaría estar en el que estuvieses tú.

jueves, 28 de enero de 2010

Por si vuelves

Esta tarde pasé junto a tu trabajo. Pensé en parar y entrar porque hacía mucho que no te veía. Parece mentira, hago todos los días el mismo recorrido y nunca paro. Ahora que lo pienso, me entra un cierto sentimiento de vergüenza. Las pocas veces que hablamos por teléfono siempre acabamos la conversación con el típico: "A ver si quedamos un día de estos a tomar un café", pero ese café nunca llega. Somos unos dejados. Hoy es diferente; quiero darte una sorpresa. Entro por la puerta de tus oficinas y pregunto por tí a la chica de recepción. Un poco sorprendida me pregunta que de parte de quién. Le digo que soy un amigo. La sorpresa se torna en preocupación. Me dice con voz apenada que hace cosa de un mes dejaste el trabajo, que al preguntarte el por qué le respondiste que te apetecía abandonar por una temporada la ciudad con el fín de encontrarte a ti misma. Este momento creo que es uno de los pocos en que dos personas (la recepcionista y yo) entran en ese raro trance de simbiosis sentimental, sintiendo una empatía profunda el uno hacia el otro. Uno de esos pocos momentos en los que sabes perfectamente lo que siente la persona que tienes delante, no porque seas extremadamente inteligente, sino porque siente precisamente lo mismo que tú.
¿Un mes?, ¿tanto hace que no hablamos?. Obviamente no, hace aún más...
Salgo de la puerta con un sentimiento extraño en mi cuerpo. Yo, que soy de los que tiene buen saque, que había venido precisamente a invitarte a comer, de repente, no tengo hambre. Yo, que ante el mínimo síntoma de estrés me enciendo un cigarrillo, acabo de tirar el paquete. Siento que mi cuerpo no es el mismo que conocía hasta hoy, que por primera vez mi cuerpo se alía con mi mente para llevar el sentimiento de frustación compartido. Me mantengo incrédulo ante la idea de haberte perdido, de que te hayas ido, de que ya no estés. Empiezo a culparnos (porque en el fondo era por "culpa" de ambos) de no haber quedado más amenudo; a recordar lo bien que lo pasábamos las veces que estábamos juntos; a preguntarme por qué no hacíamos planes con más frecuencia...
Ahora solo me queda el compadecerme de nosotros por no haber aprovechado todo aquello que tuvimos y despreciamos inconscientemente, que nunca volverá porque ya se fue. El sentimiento de compasión es el peor de los sentimientos que uno puede tener hacia otro o hacia si mismo, porque le convierte a éste en débil y los demás le tratan como tal.
Me doy cuenta de que eso no es lo que quiero para el (mi) futuro, que la compasión y el recuerdo no pueden alimentar los sueños venideros, que eso solo sirve para ver las trazas del camino recorrido, pero que no iluminan el camino por andar. En lugar de eso prefiero pensar en el día que te vuelva a ver, porque se que algún día volverás, que algún día te encontrarás a ti misma, o por lo menos con esa ilusión me voy a quedar. Prefiero pensar en todas las tonterías que te contaré, en cómo me vestiré, en dónde te llevaré, en cómo planearemos la siguiente cita, porque si algo he aprendido de esto es que no dejaré pasar más cafés.
Al final, de todo lo negativo nace algo positivo. Me he (has) convertido en una persona nueva. He aprendido lo que para mí tiene valor en esta vida. Muchas personas pasan por ella sin ni siquiera haber conocido qué es lo que realmente les importaba, lo que de verdad tenía valor para ellas. Yo, afortunadamente, aunque tarde, he conseguido aprenderlo. Y lo mejor de todo, se que en lo que me queda de vida lo voy a aplicar. Espero que vosotros también.

P.D.: Por si vuelves, que sepas que soy el mismo, solo que con un punto más de sabiduría, aquello que me enseñaste posiblemente de forma inconsciente.

domingo, 13 de diciembre de 2009

La lección más importante que aprendí vino de manos de una maestra

Hoy aprendí la lección que más me ha costado comprender. El coste fue lo que perdí por el camino. Perdí un poquito de mí y un todo de ti.
Si la valía de una lección fuese proporcional al coste de la misma, puedo decir que esta es la más importante que me han enseñado en mucho tiempo.

Hoy...
...he comprendido que el camino no está lleno de piedras, que solo hay unas cuantas porque no existe sendero impoluto, que el resto las pongo yo.
...he comprendido que no todas las puertas están cerradas, solo aquellas de los que no quieren que entre en sus vidas, el resto las he cerrado yo.
...he comprendido que unas lentejas no se pueden hacer en 5 minutos, que hay que dejarlas hacerse a su tiempo, que hay que echar las patatas en el momento adecuado, que hay que echar la pizca de sal necesaria, porque sino nadie se las comerá.

A veces siento que soy alumno de la clase más complicada que hayas tenido porque vuelvo a cometer los mismos errores sobre lo ya explicado, pido otro lápiz habiendo recibido ayer uno (otro más...), no hago los deberes ni aun después de varios avisos...Creo que debería ser a mi a quien deberían catalogar como "labor docente de difícil desempeño", porque me lo he ganado a pulso. Aunque bueno, después de todos tus esfuerzos como docente puedo decir que algo he aprendido. He aprendido...
...que no quiero seguir poniendo piedras en el camino, que prefiero usarlas para crear una buena base, un buen cimiento sobre el que apoyarme y sobre el que darte apoyo a ti.
...que la llave que tengo no la quiero utilizar para cerrar más puertas, sino para abrirme a ti y enseñarte como soy de verdad. Eliminar la cortina que he puesto y dejar libre la ventana por si el día amaneció soleado, no obcecarme en que es de noche y está lloviendo.
...que quiero cocinar contigo unas lentejas en condiciones, tarden lo que tarden en hacerse. No tendré prisa en comerlas porque se que cuando estén listas las compartiré y comeré contigo.

Si algún día estuvieras dispuesta a enseñarme más lecciones yo estaría gustoso de recibirlas. Ojalá que algún día te conviertas en mi tutora y que esto no haya sido una mera suplencia. En esta clase solo hay un alumno, pero deseoso de que su profe le clase.

Un beso

Te quiero.

lunes, 23 de noviembre de 2009

En busca de la intensidad

He pensado en lo que me dijiste el otro día, en que una entrada muy larga puede llegar a hacer perder la intensidad que quiere transmitir el mensaje, y creo que tienes razón. Por eso utilizaré ésta simplemente para darte las gracias. Darte las gracias por entrar en la habitación y encender la luz cuando yo me empecinaba en estar a oscuras y tapado hasta las orejas con el edredón. Ya hubiera sido suficiente el simple hecho de que entraras, pero además de eso encendiste la luz, no se si queriendo o no, pero tampoco eso es relevante. Al encenderla me mostraste que no es bueno acurrucarse en la oscuridad porque me estaría perdiendo el haberte conocido. Muchas gracias (por no decir otra cosa que te agobiaría, jejeje). Ojalá te lo pueda pagar alguna vez como te mereces. Quizás...quizás apagando de nuevo la luz, pero contigo al otro lado de la cama.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Razones y acciones

No me pregunté el cómo, de hecho, creo que podría dar respuesta a las 5 "W" básicas que se enseñan en Periodismo. Únicamente me faltaría por dar respuesta a la que algunos teóricos de la profesión catalogan como la sexta "W", nutritiva pero no indispensable en cualquier artículo.
Podría contestar al qué (what), al quién (who), al cómo (how), al cuándo (when) y al dónde (where), porque...aunque no lo creas (o te sorprenda), las respuestas a esas preguntas ya las conocía hace tiempo. A lo que no puedo contestar es al por qué (why), porque la respuesta a esa pregunta la tienes únicamente tú.
Por más vueltas que le di en su día, no atiné con la respuesta, ni siquiera la intuí. Si me hubiera atrevido a responder hubiera sido más un artículo de opinión que algo objetivo, y es que...al final uno descubre que las razones de ciertas acciones solo las conocen y las comprenden aquellos que las llevan a cabo.
Nunca entendí a aquellos que pusieron cortinas en sus ventanas para que no les viera el vecino y luego las corrían disimuladamente para poder ver por un huequecito lo que hacía, como cortaba el césped, cuándo sacaba al perro, a qué hora salía de casa hacia el trabajo... La razón de colocar las cortinas solo la conoce el que las colgó, al vecino nunca se le preguntó si le gustaban. Si lo hubieran hecho, a lo mejor...a lo mejor hubiera preferido que no las colocasen porque así vería a través de la ventana a alguien que le despediría cada vez que fuera al trabajo; vería a alguien que le acompañase a sacar al perro; vería a alguien al que ayudar a cortar el césped si lo necesitase; pero...la realidad es que las cortinas están echadas; y lo peor de todo eso es que...puede que el día que las abran (o que se decidan a quitarlas), el vecino ya no esté ahí. A veces, hasta el más mínimo trozo de tela puede romper las más fuertes cadenas.
Me gustaría comprender por qué compraste aquellas cortinas. Se que no son para aislarte del vecino porque si así fuera nunca abrirías ese huequecito para ver lo que hace. A lo mejor, sin darnos cuenta, lo que está consiguiendo ese trozo de tela, más que aislar al vecino, es aislarte a tí.
Yo de momento (y espero que por mucho tiempo), he retirado todas las cortinas de mi casa. Últimamente la vida me ha enseñado una de esas lecciones que no se olvidan. Ahora veo que todos los amaneceres traen un día nuevo y no quiero poner barreras a los rayos de sol.; prefiero darle una oportunidad de que me deslumbre.
Un beso y...recuerda que si no tienes escaleras, también puedes utilizar una silla subirte y descolgar tus cortinas.

martes, 11 de agosto de 2009

Hoy he descubierto que soy un egoista

Hoy he descubierto que soy un egoista. Egoista porque no quiero dejarte ir, porque no quiero que te vayas, porque estoy seguro de que te necesito yo más aquí de lo que te puedan necesitar los que te quieren llevar.
No quiero recordarte cada vez que vaya a ver a Nacho jugar un partido de rugby porque no estés allí con nosotros. No quiero ver a tu madre y a tu hermano si no es porque me hayáis invitado a comer los tres. No quiero echarte de menos porque no tenga a nadie con quien hablar de cualquier cosa en cualquier momento.
Contigo he aprendido a querer a una chica sin tener que ser como pareja. Aun tengo reservado mi primer "TE QUIERO" destinado a alguna chica que no fuera mi novia, y no me lo quiero guardar, quiero gastarlo en tí, para eso eres la que lo hizo florecer. Quizás no te lo haya dicho antes por vergüenza, quizás porque no hubiera malentendidos, pero estoy seguro de que pronto te lo podré decir.
Ahora mismo solo me queda rezar para que no te vayas de nuestro lado. Se que no eres creyente (y desde aquella conversación que tuvimos en el irlandés, yo cada vez lo soy menos), pero intentaré pedir a "lo que sea que exista" que te deje un ratito más con nosotros, al menos otros 100 años más. Aun nos queda mucho queso de cabra por comer juntos, muchos conciertos de Ismael Serrano y muchas historias por vivir.
Se fuerte nena y encabezonate en salir de ésta, que a cabezota no te gana nadie. Yo de momento te estaré esperando junto a los demás. No tengas prisa, nosotros no la tenemos, ven a tu ritmo, pero ven.
Un besito guapa.